Zakk Wylde está de vuelta.
Tras el duro año que pasó (la muerte de su padre, su extraña expulsión de la banda de Ozzy y su aún más extraña enfermedad) parece que nada de eso pudo con él y todos estos posibles tropiezos le han hecho más fuerte, al menos a esa conclusión llegamos tras la escucha, en repetidas ocasiones, de su nuevo disco “Order of the black” junto a sus compañeros de Black Label Society.
Parece ser que los músicos basculan entre estados de ánimo bastante cambiantes.
El cd se abre con “Crazy horse”. Clásico tema de BLS, de los que durante todo el disco nos encontraremos más de uno, y en el cual Zakk sigue bebiendo del maestro Ozzy a la hora de cantar. Salvando las distancias, obviamente.
Es extraño que Ozzy le diera la patada porque el sonido de su banda se estaba pareciendo cada vez más a BLS y en cambio BLS cada día se acerque más al sonido Ozzy, sobre todo a la hora de encarar el trabajo vocal por parte de Zakk. Pero en fin, ellos sabrán.
Lo que cuenta es que por fin Zakk puede estar al 100% en BLS y como dije anteriormente, escuchando este nuevo disco, salimos ganando.
El solo de “Crazy horse” es endiablado. El estribillo potente y los riffs marca de la casa.
Lo que me sorprendió y mucho fue el sonido que Will Hunt (Evanescence) extrae de su instrumento. Lo poco que me llegaron a gustar la banda de Amy y lo mucho que disfruto escuchando a Hunt aporrear los parches como un poseso.
Muestra de ello es “Goddspeed hell bound”, un tema con inicio muy ochentero por parte de los riffs de Zakk, volviendo nuestro pensamiento al Ozzy de “No rest for the wicked” que contiene un doble bombo infernal.
También encuentro que este es el disco más Sabbath (de Black) que hizo nunca Zakk. Encuentro en el fondo de sus composiciones un acercamiento al maestro Iommi algo inusual. Nada que objetar por supuesto, es simplemente una apreciación.
Y esto me ocurre tanto en los temas rápidos como en llos temas lentos, que haberlos los hay y en repetidas ocasiones, pero todos conocemos el buen hacer que tiene Zakk a la hora de tocarnos la fibra, ¿alguien pudo olvidar “In this river” de “Mafia” dedicada a su gran amigo Dimebag Darrell?.
En esta tesitura nos encontramos “Darkest days”, “Time waits for no one” y “January” tema éste dedicado a su fallecido padre.
Podría comentar también “Shallow grave”, puesto que también tiene un inicio poético, con piano incluido, como las otras tres. Pero en cuanto llega el estribillo la canción toma un cariz distinto, subiendo el tono, para instantes después, durante el segundo verso, volver a bajar. Se podría decir que es una especie de medio tiempo con una fuerza aplacada oculta bastante palpable.
Anecdótica es “Chupacabra”, un pequeño ejercicio acústico flamenco por parte de Zakk que aunque cuenta como canción, es la número once, podría haber sido una pequeña introducción a “Riders of the damned”. Y más conociendo lo que es un chupacabras, no le encuentro sentido al tema. Pero se agradece, en el fond podría convertirse en su “Dee” personal. Siempre dije, desde que pude ver a Zakk en vivo en la gira “No rest for the wicked tour” que estaba llamado a ser el recambio natural del gran Randy en las filas de Ozzy, así como en el mundo del Rock en general, y creo que el paso del tiempo me dio la razón.
“Black Sunday” posee la introducción más Van Haleniana que nunca grabará Zakk, pero se lo perdonamos y es que de nuevo el riff del tema nos retrotrae a los mejores sonidos de BLS.
Al igual que “Southern dissolution”, posiblemente el mejor tributo a su amigo Dimebag y su banda Pantera.
“War of heacen” sea la posiblemente la perla del disco. Su inicio, tétrico al estilo Sabbath y su pesado y arrastrado riff, hace de él el mejor tema para machacar nuestras tocadas cervicales tras el concierto de Manowar el pasado domingo.
El disco se cierra con el binomio “January” / “Can’t find my way home”. La primera de ellas es el tributo de Zakk a su padre. La segunda de ellas, la versión de Blind Faith, el supergrupo montado a finales de los sesenta por Clapton, Baker, Winwood y Grech, de la cual Styx, la banda de Dennis DeYoung y los hermanos Panozzo habían hecho una versión para su disco de 2005 "Big band theory" y a la que supera la versión de Zakk, él desprende más sentimiento en cada una de sus palabras que Styx en toda la canción, una banda demasiado melódica para versionear dicho tema, muestra la variedad musical de la que es capaz de absorber Zakk en su carrera musical ¿alguien recuerda la obra maestra que fue “Pride and Glory”?.
La verdad es que escuchándolas una tras otra, igual que aparecen en el disco, dan toda la impresión de ser un solo tema, separado por escasos segundos.
Sin duda un bonito cierre para un gran disco. Creo que desde “Mafia” no había disfrutado tanto con un disco de Zakk, incluso me atrevería a decir que disfruté más que con aquél.
En definitiva, aquí encontrarás lo mejor, potentes riffs, grandes solos, baterías contundentes, estribillos de altura, y lo peor, algunos dirán que son las baladas, demasiadas para un disco de heavy, el sonido de piano, o las guitarras acústicas, de Zakk en la nueva era de su carrera, y es que tras la muerte de su padre, su expulsión de Ozzy y su enfermedad, creo que Zakk ha vuelto a nacer.
Track list:
01. Crazy horse
02. Overlord
03. Parade of the dead
04. Darkest days
05. Black Sunday
06. Southern dissolution
07. Time waits for no one
08. Godspeed hell bound
09. aro f heaven
10. Shallow grave
11. Chupacabra
12. Riders of the damned
13. January
14. Can’t find my way home [european bonus track]